La ganadería es una actividad tradicional y vital
en la Patagonia, una región caracterizada por sus condiciones climáticas
extremas y su vasta extensión de tierras. En este contexto, la gestión del agua
se convierte en un desafío crucial para los productores.
En el campo patagónico comúnmente se hace alusión al agua para referirse al régimen de precipitaciones, la abundancia o escasez y la frecuencia, pero en varias oportunidades no tenemos en cuenta otros aspectos de gran importancia para una ganadería eficiente.
El agua es considerada el principal nutriente en la producción animal por varias razones fundamentales:
Función vital: El agua es esencial para todos los procesos fisiológicos en el cuerpo de los animales, incluyendo la digestión, absorción, transporte de nutrientes, eliminación de desechos y regulación de la temperatura corporal.
Composición corporal: El cuerpo de los animales está compuesto en gran parte de agua, que puede representar entre el 50% y el 75% del peso corporal, dependiendo de la especie y la edad del animal.
Metabolismo: El agua participa en casi todas las reacciones metabólicas. Sin una cantidad adecuada de agua, los procesos metabólicos se ven afectados, lo que puede llevar a una disminución en la producción y eficiencia del animal.
Si no se dispone de calidad y cantidad de agua suficiente se limita el consumo diario de pasto, por lo cual va a afectar de forma negativa el bienestar de los animales. Además el agua influye directamente en la calidad de los productos como carne, leche y lana.
Un animal adulto puede consumir alrededor del 10% de su peso en agua, va a depender del tipo de actividad (cría, engorde), de la temperatura ambiente, de las características de los alimentos y de la calidad del agua. Una correcta hidratación ayuda a prevenir enfermedades y a mantener el bienestar general del rebaño.
Hay que destacar que los rumiantes toleran una peor calidad de agua que las personas, pero si determinadas concentraciones de compuestos químicos se encuentran en niveles muy elevados indudablemente se verá comprometida la productividad animal.
Las mejoras en infraestructura hídrica tienen un papel fundamental para el mejor desarrollo de la ganadería extensiva patagónica, el agua siempre debe ir al animal y no el animal al agua. La calidad, captación, distribución y disponibilidad del agua indirectamente modifica los hábitos de pastoreo del pastizal natural.
Que se encuentre agua de bebida apta para consumo animal a menos de 2.000 metros en cualquier parte del campo va a contribuir a un adecuado plan de manejo de pastizales. Se incrementa el área de pastoreo para un mejor aprovechamiento de las especies forrajeras en todo el establecimiento agropecuario.
Aumentando la superficie de pastoreo se beneficia el rebrote de especies forrajeras de mayor valor y se le asigna descanso a áreas sobre pastoreadas.
El bienestar ganadero implica que todos los animales tengan un apropiado acceso al agua y forraje acorde a sus requerimientos nutricionales.
En el campo patagónico comúnmente se hace alusión al agua para referirse al régimen de precipitaciones, la abundancia o escasez y la frecuencia, pero en varias oportunidades no tenemos en cuenta otros aspectos de gran importancia para una ganadería eficiente.
El agua es considerada el principal nutriente en la producción animal por varias razones fundamentales:
Función vital: El agua es esencial para todos los procesos fisiológicos en el cuerpo de los animales, incluyendo la digestión, absorción, transporte de nutrientes, eliminación de desechos y regulación de la temperatura corporal.
Composición corporal: El cuerpo de los animales está compuesto en gran parte de agua, que puede representar entre el 50% y el 75% del peso corporal, dependiendo de la especie y la edad del animal.
Metabolismo: El agua participa en casi todas las reacciones metabólicas. Sin una cantidad adecuada de agua, los procesos metabólicos se ven afectados, lo que puede llevar a una disminución en la producción y eficiencia del animal.
Si no se dispone de calidad y cantidad de agua suficiente se limita el consumo diario de pasto, por lo cual va a afectar de forma negativa el bienestar de los animales. Además el agua influye directamente en la calidad de los productos como carne, leche y lana.
Un animal adulto puede consumir alrededor del 10% de su peso en agua, va a depender del tipo de actividad (cría, engorde), de la temperatura ambiente, de las características de los alimentos y de la calidad del agua. Una correcta hidratación ayuda a prevenir enfermedades y a mantener el bienestar general del rebaño.
Hay que destacar que los rumiantes toleran una peor calidad de agua que las personas, pero si determinadas concentraciones de compuestos químicos se encuentran en niveles muy elevados indudablemente se verá comprometida la productividad animal.
Las mejoras en infraestructura hídrica tienen un papel fundamental para el mejor desarrollo de la ganadería extensiva patagónica, el agua siempre debe ir al animal y no el animal al agua. La calidad, captación, distribución y disponibilidad del agua indirectamente modifica los hábitos de pastoreo del pastizal natural.
Que se encuentre agua de bebida apta para consumo animal a menos de 2.000 metros en cualquier parte del campo va a contribuir a un adecuado plan de manejo de pastizales. Se incrementa el área de pastoreo para un mejor aprovechamiento de las especies forrajeras en todo el establecimiento agropecuario.
Aumentando la superficie de pastoreo se beneficia el rebrote de especies forrajeras de mayor valor y se le asigna descanso a áreas sobre pastoreadas.
El bienestar ganadero implica que todos los animales tengan un apropiado acceso al agua y forraje acorde a sus requerimientos nutricionales.
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