martes, 22 de noviembre de 2016

Sistemas intensivos de cría ovina

Si nos referimos a los sistemas de producción de cría ovina a pequeña escala en Patagonia, hay que ubicarse geográficamente por lo general en los valles irrigados, en explotaciones ganaderas o mixtas de pequeños y medianos productores familiares.
Como ventajas de la cría ovina intensiva se puede hacer mención a la relativamente baja inversión (en comparación con otras actividades) para comenzar con este tipo de producción, permite diversificar la producción de los establecimientos, facilita tener un mayor control de los animales, preponderando el bienestar animal, detectando trastornos sanitarios y/o nutricionales rápidamente.
Esta actividad tiene como producto principal la producción de corderos y como objetivo producir la mayor cantidad de kilos de carne posible por unidad de superficie. Para que estos sistemas cumplan con los fines mencionados, se debe buscar siempre la eficiencia productiva. 
Es importante tener pasturas implantadas de buena calidad y cubrir los requerimientos nutricionales de la oveja en determinados periodos críticos con concentrados energéticos. En lo posible, la selección de razas proliferas para este tipo de sistemas intensivos es un punto a considerar, buscar precocidad sexual, partos múltiples, buena aptitud materna y ciclos biológicos cortos.
En estos sistemas productivos pastoriles, el manejo nutricional es primordial para minimizar los costos de alimentación, los alimentos concentrados deben ser parte de la dieta en forma estratégica. Suplementar en pre-servicio, en la última etapa de la gestación y al principio de la lactancia demuestra positivos y significativos cambios en los índices reproductivos y productivos de las majadas, así también como suplementar para disminuir las pérdidas de peso invernal.
Por último, la posibilidad de tener un trato más individual con las ovejas, como se mencionó antes, nos permite la detección temprana de problemas sanitarios o nutricionales, menor cantidad de muertes perinatales y un mayor control de predadores.   


miércoles, 2 de noviembre de 2016

Calidad de los forrajes conservados

En las distintas producciones ganaderas, los forrajes conservados son de gran importancia para la planificación nutricional de estas explotaciones. Se utilizan en condiciones climáticas desfavorables (sequías, anegamientos, etc.) o pueden ser parte de dietas en sistemas intensivos de producción de carne. Si consideramos que la calidad del heno confeccionado nunca será mayor a la del material que le dio origen, es necesario realizar el proceso de henificación a partir de una pastura de calidad.
Algunas pautas a tener en cuenta en la henificación:
Luego de determinar la proporción de cada especie en la pastura, para lograr un heno de alta calidad de materia seca se debe privilegiar el momento de corte de la especie predominante en dicha pastura. El stand general de plantas va a condicionar la productividad (kg MS/ha) de la pastura, la densidad de las mismas tiene que ser óptima para favorecer el proceso de henificación. 
El control de malezas en el lote de la pastura es primordial para lograr heno de buena calidad, además la existencia de malezas condiciona la permanencia de la pastura por la competencia por nutrientes, agua y luz. El control de plagas y enfermedades también debe ser prioritario, si no es tenido en cuenta se ve comprometida la proporción de hojas de las plantas, la mayor concentración de nutrientes se encuentra en las hojas.
El estadio fenológico de la pastura al momento del corte va a condicionar la calidad del heno, si se quiere tener una buena digestibilidad y concentración de proteínas se debe efectuar el corte anticipado a la floración, si se quiere lograr cantidad de forraje el corte de la pastura se ejecuta en estadios fenológicos más avanzados.
Por último, hay pérdidas de calidad del forraje henificado que son derivadas de la maquinaria utilizada en el proceso de confección de los rollos o fardos. Pérdidas de hoja por el tipo de corte y/o el momento de corte de la pastura son frecuentes. El proceso de acondicionado del forraje, el rastrillado, el enrollado o enfardado y el almacenaje también deben ser tenidos en cuenta si queremos calidad de forraje.

Si se quiere realizar una evaluación organoléptica del heno se pueden tener en cuenta características como el estado de madurez del forraje confeccionado, visualizar o no la presencia de hojas y botones florales nos puede dar un parámetro de la calidad del rollo. Asimismo la presencia de malezas, piedras y tierra pueden ser perjudiciales para la ingesta animal. Un buen heno no debe tener mal olor (producto de fermentaciones indeseables) ni desarrollo fúngico visible, tampoco un color que no sea un verde brillante. Procesos de enfardado con alta humedad y temperaturas de almacenaje inadecuadas son causantes de estas características.