En primer lugar hay que hacer referencia a la cuestión
sanitaria, esta enfermedad declarada pandemia por la OMS indudablemente está
golpeando muy fuerte a la población mundial, y sin haber algún tipo de vacuna o
medicamento especifico aún, tampoco sabremos con certeza su duración.
La mayoría de los países han tomado medidas preventivas
importantes de aislamiento social, de acuerdo a los distintos gobernantes estas
regulaciones son más o menos flexibles siempre anteponiendo la salud por sobre
la economía. Indudablemente durante y después del coronavirus el mundo va a
cambiar, hay y habrá riesgos sanitarios y asimismo economías destruidas, hay
que ser inteligentes y encontrar un punto medio.
En este momento de la pandemia, la mayoría de los mercados
mundiales están en baja, hay una menor demanda de productos de todo tipo, caída
de exportaciones y claramente economías en riesgo. Solo el tiempo nos dirá de
qué forma se van a recuperar de esto, o no, los países. En cuanto a productos
del agro hay que prestar atención a las demandas de granos, carnes, cueros,
lanas, frutas, etc.
Hay un sector que no se puede detener, el agro es el
encargado de alimentar al mundo, todos los países deben brindar seguridad
alimentaria. A las personas les corresponde tener acceso a los alimentos para
cubrir sus necesidades nutricionales básicas. Por esta razón, en condiciones
restrictivas de circulación de la gente, están exceptuadas las actividades
vinculadas con la producción, distribución y comercialización agropecuaria.
Todos los eslabones integrantes de la cadena alimentaria tienen que tener un
normal funcionamiento, del primero al último. Hago especial hincapié en esto,
porque las personas que están fuera del sector agropecuario no tienen porque
saberlo, pero es de suma importancia para nuestra sociedad.
El personal rural y de la industria alimenticia debe seguir
trabajando, extremando los cuidados para prevenir los contagios, pero hay que
asegurar que los alimentos lleguen a nuestros hogares. Existen producciones
agropecuarias puntuales como por ejemplo la lechería y los engordes de animales
a corral tipo feedlot que requieren de tareas diarias de alimentación y sanidad.
También hay que mencionar las actividades de siembra y cosecha de cultivos
extensivos y forrajes, y las producciones de frutas y hortalizas.
Por último, es importante resaltar el efecto ambiental
positivo que está causando indirectamente esta pandemia. En el mundo, la
situación de aislamiento de personas, la disminución de la actividad
industrial, el menor tráfico terrestre y aéreo, están provocando, para bien, la
recuperación de distintos ecosistemas y la baja emisión de gases efecto
invernadero. Hay que tomar nota de esto, y saber cómo afrontar la vuelta al
funcionamiento normal de todas las actividades que causan riesgos
medioambientales.
Innegablemente estamos afrontando una “guerra” contra
esta enfermedad, pero además tenemos que pensar en cómo enfrentar una
“postguerra”…