Haciendo un análisis general de la actualidad ovina en nuestra Patagonia sur hay que mencionar un marcado deterioro constante de la actividad en las últimas décadas. Lamentablemente no se ve una tendencia a revertir la problemática tan presente del abandono de campos ganaderos y todo lo que conlleva esto en forma directa y/o indirectamente, zonas de campos vacios también implican pueblos rurales olvidados.
La baja calidad de vida en el medio rural ha ocasionado una importante migración a las zonas urbanas. Como así además, quitarle ingresos al campo en forma de impuestos en demasía y sistemáticamente ha sido claramente uno de los principales impedimentos históricos para el óptimo desarrollo de este sector productivo.
Ya se ha probado con esquemas de compensaciones, retenciones, reembolsos, subsidios, etc. y está a la vista que ninguno de estos mecanismos ha funcionado de forma efectiva; un ejemplo que refleja mi hipótesis es la marcada baja de los stocks ovinos en las provincias patagónicas.
Hoy en día la mayoría de los establecimientos ovinos que se encuentran en actividad tienen una rentabilidad baja o nula. El avanzado deterioro de los pastizales naturales por sequias recurrentes y/o inadecuado manejo del pastoreo origina campos con baja receptividad animal.
El pastoreo continuo con bajas cargas, poco planificado y con escases de infraestructura como distribución de agua y apotreramiento solo ha contribuido a la desertificación.
La falta de un plan integral para el manejo racional de las poblaciones de guanacos en toda la región patagónica contribuye a la escasez constante de pasto para la oveja. Las políticas proteccionistas extremas solo generaron una superpoblación de esta especie ocasionando un pastoreo descontrolado, debemos comenzar a visualizar la oportunidad en el guanaco como un significativo recurso económico.
El control de predadores debe ser más organizado, no solo a nivel predial sino del mismo modo por zonas donde la problemática está desbordada. La utilización masiva y eficiente de perros protectores de ganado debería ser uno de los aspectos principales incluidos en un programa serio de control de especies depredadoras existentes en Patagonia.
Otra problemática recurrente y significativa es el abigeato, los recursos del Estado para combatir este flagelo siempre son escasos. Brindar seguridad plena en los establecimientos ganaderos es primordial para producir más y mejor.
Hoy en día los planteos ganaderos no pueden ser solamente “laneros” como lo eran los sistemas típicos de ganadería extensiva ovina en la región, hay que producir más carne. Se debe tender a lograr un animal doble propósito, para aumentar los índices de señalada y disminuir las pérdidas por mortandad perinatal. Trabajar eficientemente genética, sanidad, nutrición y manejo de las majadas es la clave para la recuperación de las existencias y va a contribuir para que la ecuación económica cierre mejor.
Procesos productivos que certifiquen el bienestar animal comienzan a tener mayor importancia a la hora de posicionar productos en el mercado internacional. Debemos y es necesario estar abiertos a los cambios de tecnologías que proponen las empresas compradoras de nuestros bienes.
Este año en particular fue aceptable en cuanto a las precipitaciones ocurridas en la mayoría de las zonas ovinas de Patagonia, pero repoblar campos vacios o sub-ocupados involucra tomar una gran cantidad de riesgos principalmente económicos difíciles de afrontar, pensando en un contexto de incertidumbre importante. Las
diversas problemáticas de la actividad son planteadas de forma recurrente, a mi
criterio solo falta abordarlas de una mejor manera.
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