En las distintas producciones ganaderas, los forrajes
conservados son de gran importancia para la planificación nutricional de estas
explotaciones. Se utilizan en condiciones climáticas desfavorables (sequías,
anegamientos, etc.) o pueden ser parte de dietas en sistemas intensivos de
producción de carne. Si consideramos que la calidad del heno confeccionado
nunca será mayor a la del material que le dio origen, es necesario realizar el
proceso de henificación a partir de una pastura de calidad.
Algunas pautas a tener en cuenta en la henificación:
Luego de determinar la proporción de cada especie en la
pastura, para lograr un heno de alta calidad de materia seca se debe
privilegiar el momento de corte de la especie predominante en dicha pastura. El
stand general de plantas va a condicionar la productividad (kg MS/ha) de la
pastura, la densidad de las mismas tiene que ser óptima para favorecer el
proceso de henificación.
El control de malezas en el lote de la pastura es primordial
para lograr heno de buena calidad, además la existencia de malezas condiciona la
permanencia de la pastura por la competencia por nutrientes, agua y luz. El
control de plagas y enfermedades también debe ser prioritario, si no es tenido
en cuenta se ve comprometida la proporción de hojas de las plantas, la mayor
concentración de nutrientes se encuentra en las hojas.
El estadio fenológico de la pastura al momento del corte va
a condicionar la calidad del heno, si se quiere tener una buena digestibilidad
y concentración de proteínas se debe efectuar el corte anticipado a la
floración, si se quiere lograr cantidad de forraje el corte de la pastura se
ejecuta en estadios fenológicos más avanzados.
Por último, hay pérdidas de calidad del forraje henificado
que son derivadas de la maquinaria utilizada en el proceso de confección de los
rollos o fardos. Pérdidas de hoja por el tipo de corte y/o el momento de corte
de la pastura son frecuentes. El proceso de acondicionado del forraje, el
rastrillado, el enrollado o enfardado y el almacenaje también deben ser tenidos
en cuenta si queremos calidad de forraje.
Si se quiere realizar una evaluación organoléptica del heno
se pueden tener en cuenta características como el estado de madurez del forraje
confeccionado, visualizar o no la presencia de hojas y botones florales nos
puede dar un parámetro de la calidad del rollo. Asimismo la presencia de
malezas, piedras y tierra pueden ser perjudiciales para la ingesta animal. Un
buen heno no debe tener mal olor (producto de fermentaciones indeseables) ni
desarrollo fúngico visible, tampoco un color que no sea un verde brillante. Procesos
de enfardado con alta humedad y temperaturas de almacenaje inadecuadas son
causantes de estas características.
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