Si nos referimos a los sistemas de producción de cría ovina
a pequeña escala en Patagonia, hay que ubicarse geográficamente por lo general
en los valles irrigados, en explotaciones ganaderas o mixtas de pequeños y
medianos productores familiares.
Como ventajas de la cría ovina intensiva se puede hacer
mención a la relativamente baja inversión (en comparación con otras
actividades) para comenzar con este tipo de producción, permite diversificar la
producción de los establecimientos, facilita tener un mayor control de los
animales, preponderando el bienestar animal, detectando trastornos sanitarios
y/o nutricionales rápidamente.
Esta actividad tiene como producto principal la producción
de corderos y como objetivo producir la mayor cantidad de kilos de carne
posible por unidad de superficie. Para que estos sistemas cumplan con los fines
mencionados, se debe buscar siempre la eficiencia productiva.
Es importante
tener pasturas implantadas de buena calidad y cubrir los requerimientos
nutricionales de la oveja en determinados periodos críticos con concentrados
energéticos. En lo posible, la selección de razas proliferas para este tipo de
sistemas intensivos es un punto a considerar, buscar precocidad sexual, partos
múltiples, buena aptitud materna y ciclos biológicos cortos.
En estos sistemas productivos pastoriles, el manejo
nutricional es primordial para minimizar los costos de alimentación, los
alimentos concentrados deben ser parte de la dieta en forma estratégica.
Suplementar en pre-servicio, en la última etapa de la gestación y al principio
de la lactancia demuestra positivos y significativos cambios en los índices
reproductivos y productivos de las majadas, así también como suplementar para
disminuir las pérdidas de peso invernal.
Por último, la posibilidad de tener un trato más individual
con las ovejas, como se mencionó antes, nos permite la detección temprana de
problemas sanitarios o nutricionales, menor cantidad de muertes perinatales y
un mayor control de predadores.